Caminando en el aire: Cómo una migrante encontró felicidad en el extranjero a través del baile

Soy originaria de Mozambique, pero he vivido en Egipto, Sri Lanka y hace dos años me mudé a Jordania. 

Siempre me gustó bailar y en 2016, cuando estaba en Egipto, me convertí en instructora de zumba.

Las personas que asisten a mis clases de danza provienen de todas partes del mundo y puesto que el zumba es una mezcla de ritmos latinos e internacionales, debo adaptar el estilo dependiendo del grupo al que le estoy dando la clase. A la gente de Jordania le gusta más la música árabe, así que he armado una lista de canciones con música de ese origen.  

Ser instructora de zumba es en cierta manera un desafío porque en cada lugar al que voy el gusto por la música varía, lo mismo que los movimientos de baile, y por otro lado la energía de la gente es distinta. Y cada vez que me mudo a un lugar nuevo debo arrancar desde cero; debo primero conocer a la gente, su cultura, y luego promocionar mis clases y atraer al alumnado. 

La danza logra que las personas bajen la guardia y permitan expresar lo que sienten a través de los movimientos corporales. El zumba es una forma de comunicación y a todos los lugares a los que voy, me permite conocer y comprender su historia y su cultura.  

Cada vez que voy a un lugar nuevo, el zumba me permite crear una nueva familia y eso me da una gran felicidad. La parte triste es cuando me voy de ese lugar y debo despedirme de toda esa gente tan encantadora.  

La danza logra que las personas bajen la guardia y permitan expresar lo que sienten a través de los movimientos corporales. El Zumba es una forma de comunicación y a todos los lugares a los que voy, me permite conocer y comprender su historia y su cultura.