Música más allá de las fronteras: un violinista venezolano se descubre a sí mismo en Brasil

Rafael encontró su primera pasión en la calle de la casa de sus abuelos, en una pequeña región en el Estado de Bolívar, Venezuela. Cada día, el curioso y atento jovencito escuchaba el sonido de instrumentos musicales que venían de una escuela cercana. A la edad de seis años, su tía lo invitó a descubrir la magia de ese sitio. Así fue como Rafael fue presentado a la Orquesta Sinfónica Infantil. 

“Fue mi primer contacto con la música. Desde ese momento, la música se convirtió en mi pasión y lo sigue siendo hasta el día de hoy”, dice con gran alegría. 

Él incursionó en la música clásica por primera vez con la flauta, pero cuando le entregaron un violín inmediatamente supo que había encontrado lo que siempre había deseado. Con ese instrumento recibió orientación y capacitación orquestal para poder iniciar una carrera en el mundo de la música. 

“Yo era aún un niño, pero anhelaba tocar como los demás. Sentía una intensa emoción y una profunda gratitud al poder hacer algo que realmente me encantaba. La música me dio la oportunidad de conocer un mundo totalmente diferente”, recuerda. 

En 2020, Rafael decidió cruzar la frontera rumbo al norte de Brasil a la búsqueda de mejores oportunidades para poder continuar su carrera en el mundo de la música. IOM/Bruno Mancinelle

Con tan solo 13 años tuvo su primer contacto con las famosas orquestas venezolanas en Caracas, tras haber sido seleccionado para tocar junto a un renombrado grupo. “En ese momento, yo ya estaba totalmente enamorado de la música; sentía que era parte de algo mucho más grande que yo mismo”. 

Con una alta motivación, tras haber completado su formación, le dijo a sus padres: “Quiero estudiar música”. Inmediatamente después, tuvo su primera audición en el Conservatorio de Música Simón Bolívar de caracas, en donde estudió por ocho años y continuó para convertirse en músico profesional. 

Sin embargo, muy pronto se dio cuenta de que tener una carrera musical exitosa en Venezuela era todo un desafío. Para poder seguir tocando música, en 2020 decidió cruzar la frontera hacia el norte de Brasil. Cuando llegó a la Municipalidad de Pacaraima, Estado de Roraima, finalmente se dio cuenta de la situación en la que estaba.

“Cuando vi los grandes grupos de venezolanos que esperaban por sus documentos, finalmente comprendí la cruda realidad que las personas de mi país deben enfrentar”, comentó. 

Con permiso para ingresar al país siguió luego su viaje a Boa Vista, en donde podría completar el proceso de regularización migratoria con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Una vez que pisó tierra brasileña, también vislumbró la posibilidad de seguir con su carrera musical y vincular está pasión con su educación. 

“Estoy convencido de que la música y la migración están relacionadas – se trata de un idioma universal” – Rafael IOM/Bruno Mancinelle

Cuando tocamos, recordamos a nuestras orquestas en Venezuela y se siente como si fuera una reunión familiar. Estoy convencido de que la música se conecta con la migración, se trata de un idioma universal

Rafael actualmente enseña música en el Instituto de Música de Boa Vista, el cual ha estado funcionando desde 2005 con apoyo del gobierno municipal, con el objetivo de brindar educación gratuita para apoyar el desarrollo artístico de menores vulnerables. Más de 50 estudiantes de seis años o más asisten actualmente a las clases de Rafael.

En el instituto Rafael ha tenido la oportunidad de encontrarse con otros músicos de Venezuela que han dado pasos similares para promover la cohesión social entre los refugiados, migrantes, y menores de Brasil. “Tengo el orgullo de formar parte de una institución que brinda educación de calidad”, dice.

Además de apoyar a jóvenes músicos en su país de acogida, Rafael tiene otros sueños. Usando el mismo violín que recibió en su infancia – el mismo que lo acompañó durante su carrera musical de 25 años – en poco tiempo se graduará como Profesor de Música y espera muy pronto formar parte de una orquesta brasileña de primera clase.

“La música es mi vida, forma parte de quien soy”, declara Rafael, convencido de que no podría dedicarse a otra cosa. “Cuando tocamos recordamos a nuestras orquestas en Venezuela y parecería que estuviéramos en una reunión familiar. Estoy convencido de que la música y la migración están relacionadas, se trata de un idioma universal”.

Esta historia fue escrita por Ana Paula Lima, Asistente de Proyecto de la OIM Brasil, aplima@iom.int.