Pasar al contenido principal

Un pequeño paso para cambiar el mundo: una estilista rusa encuentra un nuevo sentido a su vida en Polonia

“Ahora todo es diferente y es necesario adaptarse a las circunstancias en las que uno se encuentra. Yo creo estar en el lugar correcto en el momento indicado”. 


IOM / Alexey Shivrin

Originaria de San Petersburgo (Rusia), Ekaterina, de 29 años, estaba acostumbrada a los viajes internacionales, pues a menudo viajaba por toda Europa para concurrir a sesiones fotográficas en hermosos destinos por su trabajo como estilista. Ese trabajo fue el que la trajo a Cracovia, Polonia, donde estaba viviendo cuando el año pasado la guerra en Ucrania se intensificó. 

Mientras observaba horrorizada cómo las imágenes de violencia y destrucción en Ucrania aparecían en la pantalla de su televisor, inmediatamente comenzó a pensar en su familia que estaba viviendo allí. 

“Recuerdo claramente ese día. Ese día [el 23 de febrero] me fui a dormir con mucha ansiedad”, cuenta Ekaterina. “Cuando me desperté, me di cuenta de que la guerra había comenzado. No podía creer lo que estaba ocurriendo”. 

Sus padres y hermana viven en Rusia mientras que sus tres hermanos y su abuela se encuentran en Ucrania. “Yo llamé a mi abuela que vive en Odessa (Ucrania), para ayudarla a encontrar un refugio antiaéreo cerca de su casa. Ese sentimiento de horror, de pena; la tragedia de lo que estaba ocurriendo, era difícil de creer”. 

Ekaterina quería encontrar la manera de ayudar a las personas que estaban en la misma situación que ella y su familia. Sin dudarlo, inmediatamente puso en pausa su floreciente carrera en el mundo de la moda después de que sus sentimientos le indicaron que lo debía hacer era brindar ayuda. 


IOM / Alexey Shivrin

Antes de dedicarse a trabajar como estilista se había graduado en derecho y pensó que podría usar eso para hacer algo realmente significativo en respuesta a la guerra. Comenzó a trabajar como voluntaria e inmediatamente encontró trabajo en la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ayudando en la evaluación de las necesidades y vulnerabilidades de las personas que escapaban de Ucrania. Esta información es a su vez utilizada por la OIM y otros asociados humanitarios junto al Gobierno de Polonia para obtener mejores resultados en el diseño de las tareas de respuesta. 

Por ser de nacionalidad rusa Ekaterina tenía dudas en cuanto a cómo iba a ser percibida al vivir y trabajar en Polonia ayudando a los refugiados de Ucrania. 

“Realmente yo no sabía cómo iba a ser tratada por mi nacionalidad. Pero en todo este tiempo nunca tuve que enfrentar ningún tipo de discriminación; la gente sólo me brindó apoyo”. 

Cuando se le pregunta si ella extraña su vida en Rusia, viajar y su trabajo como estilista, reafirma que se siente feliz viviendo en Cracovia y que está disfrutando mucho su trabajo y el zurek- una sopa tradicional polaca. 

Si bien para ella es duro estar separada de su familia, espera poder visitarlos un día en Polonia. Ekaterina conserva su optimismo, tiene la esperanza de que las cosas van a cambiar para mejor y cree que la guerra en Ucrania terminará muy pronto. 

Cada persona debe hacer algo para cambiar el mundo, es así que el mundo se convertirá en un lugar mejor. Por más insignificante que parezca, un pequeño paso ayudará